La relación entre la Isla de Ons y las otras Islas Atlánticas de Galicia

La Isla de Ons a través de la literatura y el arte

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La Isla de Ons forma parte de uno de los tesoros naturales más valiosos de Galicia: el Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia. Este conjunto de archipiélagos —Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada— constituye un ecosistema único en el Atlántico europeo, donde la naturaleza, la historia y la cultura gallega se entrelazan para formar un patrimonio de valor incalculable. Aunque cada isla posee una identidad propia, todas comparten un origen geológico común, un ecosistema interconectado y una gestión ambiental que busca proteger su extraordinaria biodiversidad. En este artículo exploramos en profundidad la relación entre la Isla de Ons y las demás Islas Atlánticas, destacando sus similitudes, diferencias y la importancia de su conservación conjunta.

El Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas: un conjunto de joyas naturales

Creado en el año 2002, el Parque Nacional Marítimo-Terrestre das Illas Atlánticas de Galicia es el único parque nacional de la comunidad gallega y uno de los más importantes de España. Se extiende por más de 8.000 hectáreas, de las cuales el 86 % corresponde a su entorno marino. Está formado por cuatro archipiélagos principales: Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada, cada uno con su propio carácter, morfología y riqueza biológica.

Estas islas actúan como auténticos refugios ecológicos frente al desarrollo urbanístico del litoral gallego. La Isla de Ons, junto con los islotes de Onza y Centolo, representa la frontera sur del parque en la ría de Pontevedra, mientras que Cíes domina la entrada de la ría de Vigo, Sálvora protege la ría de Arousa y Cortegada se oculta en la desembocadura del Ulla, frente a Carril.

Un origen geológico compartido

La relación entre la Isla de Ons y las otras Islas Atlánticas se remonta a su origen geológico común. Todas ellas son el resultado del levantamiento del macizo granítico gallego durante la orogenia hercínica, hace más de 300 millones de años. En su día, formaban parte de la misma masa continental, pero el aumento del nivel del mar tras la última glaciación (hace unos 10.000 años) provocó que los valles fluviales se inundaran, dando origen a las rías gallegas y dejando emergidos los picos más altos como islas.

El sustrato granítico, característico de Ons, Cíes y Sálvora, confiere al paisaje su aspecto escarpado, con acantilados verticales y formaciones rocosas redondeadas moldeadas por la erosión marina. En cambio, Cortegada presenta un relieve más bajo y arenoso, debido a su mayor cercanía al continente y a la acumulación de sedimentos fluviales.

Un ecosistema marino común: el corazón biológico del Atlántico gallego

El verdadero vínculo entre las Islas Atlánticas reside bajo el mar. Las aguas que las rodean pertenecen a uno de los ecosistemas marinos más productivos de Europa. El fenómeno del afloramiento costero, impulsado por los vientos del norte en verano, provoca que aguas frías y ricas en nutrientes asciendan desde el fondo oceánico, alimentando una cadena trófica de extraordinaria riqueza.

Gracias a este proceso, el entorno marino del parque es un refugio para más de 300 especies de algas y más de 200 especies de peces, además de moluscos, crustáceos y mamíferos marinos. Las praderas de zostera marina —vegetación submarina fundamental para el equilibrio ecológico— sirven de refugio a peces juveniles y contribuyen a la oxigenación del agua.

La Isla de Ons comparte este ecosistema con sus “hermanas” atlánticas. En sus fondos marinos se encuentran bancos de navajas, mejillones, pulpos y bogavantes, mientras que en las Cíes destacan las colonias de peces pelágicos y en Sálvora se conservan fondos arenosos donde prosperan especies bentónicas. La conexión biológica entre estos archipiélagos convierte al parque en un sistema interdependiente, donde la protección de uno implica la salud de todos.

Fauna y flora: diversidad y equilibrio entre las islas

La avifauna marina: un patrimonio compartido

Las Islas Atlánticas son un santuario para miles de aves marinas. En conjunto, albergan la mayor colonia de gaviota patiamarilla (Larus michahellis) del Atlántico ibérico, además de poblaciones de cormorán moñudo, pardela cenicienta, paíño europeo y alcatraz atlántico. La Isla de Ons, junto con Cíes, juega un papel clave como zona de reproducción y descanso durante las migraciones.

El sistema de islotes que rodea Ons —como Onza y Centolo— proporciona refugio a especies más sensibles a la presencia humana. Este equilibrio entre islas habitadas y zonas vírgenes permite la coexistencia de la actividad humana tradicional y la conservación de la biodiversidad.

Flora adaptada a la salinidad y al viento

El paisaje vegetal de Ons guarda similitudes notables con el de las demás islas del parque. En las zonas expuestas al viento dominan los brezales costeros y tojares, formaciones vegetales resistentes a la salinidad y la falta de suelo. En las áreas más resguardadas prosperan pinares y matorrales atlánticos, que en Cortegada se transforman en un singular bosque de laurisilva, el mayor del noroeste peninsular.

La diversidad botánica del conjunto insular es fruto de su aislamiento y de las diferencias microclimáticas. Mientras Cíes y Ons comparten una vegetación de tipo atlántico oceánico, Sálvora presenta una flora más árida, y Cortegada, influenciada por el clima fluvial, mantiene una humedad constante que favorece especies propias de zonas tropicales.

La huella humana: de la pesca a la conservación

La Isla de Ons es la única del parque nacional que ha mantenido una población estable a lo largo de los siglos. Desde el siglo XIX, sus habitantes vivían de la pesca artesanal y de la recolección de marisco, actividades que aún perviven de forma regulada. Este elemento humano la diferencia del resto de archipiélagos, donde las comunidades fueron desapareciendo progresivamente debido al aislamiento y a la dureza de la vida insular.

Las Islas Cíes estuvieron habitadas temporalmente hasta mediados del siglo XX, mientras que Sálvora albergó una pequeña aldea hasta 1972 y Cortegada fue refugio de pescadores y mariscadores de Carril. En todos los casos, el abandono de las actividades tradicionales permitió la regeneración natural de los ecosistemas, aunque en Ons la convivencia entre ser humano y naturaleza continúa siendo un ejemplo de equilibrio sostenible.

Conexión cultural y patrimonial entre las islas

Más allá de su valor ecológico, las Islas Atlánticas comparten un rico patrimonio cultural y mitológico. Desde tiempos antiguos, estas tierras fueron escenario de leyendas y refugio de comunidades humanas. En Ons, las tradiciones marineras y las historias de naufragios se mezclan con la devoción religiosa hacia la Virgen del Carmen y las festividades populares. En Cíes, las leyendas hablan de piratas y tesoros ocultos; en Sálvora, la mitología se entrelaza con historias de sirenas; y en Cortegada, el bosque laurisilva envuelve antiguos caminos sagrados.

Además, todas las islas conservan restos arqueológicos que revelan su pasado humano: petroglifos, muros prerromanos, capillas, molinos y casas tradicionales. Este patrimonio cultural refuerza la conexión entre los archipiélagos, integrando la historia humana en la memoria geológica y natural del parque.

Gestión y conservación conjunta del parque

La protección de las Islas Atlánticas se basa en una gestión unificada. El Ministerio para la Transición Ecológica y la Xunta de Galicia coordinan los planes de conservación, investigación y control de visitantes. Cada isla tiene su propio plan de uso público, pero todos comparten un objetivo común: preservar los ecosistemas sin renunciar a su disfrute responsable.

En la Isla de Ons, esta gestión incluye la regulación del número de visitantes mediante un sistema de autorizaciones previas, especialmente en temporada alta. Medidas similares se aplican en las Cíes, donde la capacidad diaria está limitada para evitar el impacto ambiental. Sálvora y Cortegada, por su parte, solo pueden visitarse con guía autorizado, lo que garantiza una experiencia controlada y educativa.

Educación ambiental y ciencia en las Islas Atlánticas

El parque nacional es también un laboratorio natural. En sus aguas y su territorio se desarrollan proyectos científicos que estudian la evolución de los ecosistemas, la recuperación de especies amenazadas y los efectos del cambio climático. Ons, por su accesibilidad, se ha convertido en un centro de referencia para la educación ambiental, con programas de sensibilización dirigidos a estudiantes y visitantes.

El papel de Ons dentro del conjunto insular

Dentro del conjunto de las Islas Atlánticas de Galicia, la Isla de Ons ocupa un lugar singular. Es la más humanizada, la única con servicios permanentes y la que combina turismo, vida local y conservación natural. Su papel es fundamental como punto de conexión entre la Galicia continental y las islas del parque, tanto por su cercanía como por su simbolismo.

Ons actúa como un modelo de convivencia sostenible entre el hombre y la naturaleza. Su población residente colabora con las instituciones en el mantenimiento de senderos, la gestión de residuos y la protección del entorno. Esta integración convierte a Ons en un ejemplo de equilibrio entre desarrollo humano y conservación ambiental dentro del marco del parque nacional.

Un futuro compartido: sostenibilidad y conservación

El futuro de las Islas Atlánticas de Galicia depende de mantener la conexión que las une: su identidad común como ecosistemas interdependientes. La presión turística, el cambio climático y la contaminación marina son retos que solo pueden afrontarse mediante una gestión coordinada y una concienciación colectiva.

La Isla de Ons, por su accesibilidad y su experiencia de equilibrio ecológico, está llamada a desempeñar un papel clave en esta tarea. Su historia, su gente y su entorno natural la convierten en un puente entre las demás islas y el continente, recordándonos que preservar la belleza del Atlántico gallego es preservar también la esencia de Galicia.

Conclusión: un archipiélago, una misma alma

Las Islas Atlánticas de Galicia son mucho más que un conjunto de islas; son un mismo corazón que late en el océano. La Isla de Ons, junto a Cíes, Sálvora y Cortegada, representa la unión entre la geología, la vida y la historia gallega. Su relación va más allá de la geografía: es una alianza ecológica, cultural y emocional que define el alma atlántica de Galicia. Juntas, forman un legado natural que debemos proteger y admirar, un equilibrio perfecto entre mar, tierra y memoria.

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