La historia de Ons se remonta a la época prehistórica, como lo demuestran los restos arqueológicos encontrados en la isla. Se han descubierto tres petroglifos que indican la presencia de comunidades humanas desde hace miles de años, algo muy poco frecuente en territorio insular. Estos vestigios sugieren que Ons fue un lugar habitado mucho antes de que se registraran los primeros asentamientos conocidos.
De la Edad de Bronce, época comprendida entre los años 3,300 a.C. y 1,200 a.C., fueron encontrados restos arqueológicos que atestiguan la existencia de pueblos castrenses en esa época. En el monte, sobre la localidad de Canexol, se hallaba una antigua población denominada «Castelo dos Mouros». Aunque no se han realizado excavaciones, se pueden apreciar las formas circulares de los edificios de ese castro. Y, por otro lado, en la zona norte de la isla, se encuentra un segundo castro conocido como «Cova da Loba». Desafortunadamente, de este castro solo quedan restos de cerámica, baldosas y abundantes concheiros como vestigios de su antigua presencia.
Punto de referencia
A lo largo de la antigüedad y la Edad Media, la isla fue un importante punto de referencia para navegantes y pescadores debido a su ubicación estratégica en la costa atlántica. Además, existen indicios de que fue utilizada como refugio y fortaleza por diferentes civilizaciones. Ruinas de fortificaciones y estructuras defensivas atestiguan su pasado como un lugar fortificado que, durante varios años, fue asediado por pueblos foráneos como los suevos y los visigodos.
Los primeros escritos en los que se menciona a la Isla de Ons datan de 899, en la Edad Media. En ellos, se hace mención a la cesión de la isla a la Junta Compostelana por el monarca Alfonso III. En ese documento, se refieren a ella como la “Isla Aones”. Esta donación fue confirmada por monarcas posteriores hasta el año 1109, bajo el reinado de Alfonso VI.
En la Baja Edad Media, a pesar de los ataques vikingos, se conoce la existencia de un monasterio en el siglo XV que servía a algunos monjes de lugar de retiro y meditación. Sin embargo, debido a los ataques constantes de los vikingos, hoy en día no se puede ver ningún vestigio del monasterio. No obstante, La presencia de un sepulcro antropomorfo en la playa de Area dos Cans, llamado «Laxe del Crego» y datado en esa época, respalda esta teoría. Todo este conjunto histórico generó leyendas populares entre los habitantes de la isla.
En el siglo XVI, durante la Edad Moderna, la Iglesia otorgó a la familia Montenegro la isla como feudo. Las referencias escritas de este feudo demuestran que la isla estaba habitada y tenía un templo parroquial. Sin embargo, desde finales de ese siglo, la isla sufrió ataques de corsarios ingleses, como el temido Francis Drake, piratas turcos y berberiscos. Estos ataques provocaron saqueos y la destrucción de edificaciones, lo que llevó a que la población huyera hacia la costa.
En el siglo XIX, en 1810, la Xunta Provincial de Armamento y Defensa decidió fortificar la isla para protegerla. Esto permitió que la propiedad de los Montenegro fuera más segura y se favoreció el regreso de los habitantes a la isla. Dos fortalezas fueron descubiertas a raíz de estas acciones: una en el barrio de Pereiró, aunque apenas quedan rastros, y otra en Curro, cerca del muelle hacia Melide, conocida como «Castelo da Roda».
En los años 1835-1840, se estableció la primera fábrica de salazón cerca del muelle, lo que provocó un cambio significativo en la vida de los habitantes. La economía de la isla mejoró considerablemente debido a la pesca que abastecía a la fábrica, lo que atrajo a nuevas personas del Barbanza y aumentó la población.
Sin embargo, las fluctuaciones en la pesca de sardina llevaron al declive y eventual cierre de la fábrica, lo que ocasionó que la venta de las capturas de los pobladores se trasladara a la costa.
En 1929, Manuel Riobó adquirió la Isla de Ons y fundó una sociedad mercantil llamada «Isla de Ons» dedicada al secado y venta de congrio y pulpo. Sin embargo, la muerte de D. Didio Rioboó al comienzo de la Guerra Civil dejó la isla sin una gestión directa.
En 1940, el Estado expropió la isla con fines de defensa nacional y el Ministerio del Ejército asumió su control en 1943 con la idea de establecer una base de submarinos, lo cual nunca se llevó a cabo. En 1960, el control de la isla fue retomado por el Gobierno, quien nombró a un líder comunitario para administrarla. Desde entonces, la Isla de Ons ha pasado por distintas administraciones estatales para su cuidado y conservación.
Finalmente, en 2002, la Isla de Ons, junto a las Islas Cíes, la Isla de Cortegada y la Isla de Sálvora, fueron declaradas en su conjunto Parque Nacional Marítimo-Terrestre de las Islas Atlánticas de Galicia, para garantizar su protección y conservación.
En la actualidad, Ons se ha convertido en un lugar de interés turístico y natural. Su belleza paisajística, sus playas de aguas cristalinas y su rica biodiversidad han atraído a visitantes de todo el mundo.
Hoy en día, Ons es un destino popular para aquellos que buscan escapar del bullicio de la vida urbana y conectarse con la naturaleza. Sus senderos permiten explorar su diversidad ecológica, y sus playas invitan a relajarse y disfrutar del mar. Además, la isla sigue siendo un lugar de valor histórico y arqueológico, con numerosos sitios de interés cultural para los amantes de la historia.